Lottie Moon
Misionera en China

Nació como Charlotte Digges Moon el 12 de diciembre de 1840 en el condado de Albemarle, Virginia. Lottie se rebeló contra el cristianismo hasta la universidad. En diciembre de 1858, dedicó su vida a Cristo y fue bautizada en la Primera Iglesia Bautista de Charlottesville, Virginia.

Lottie asistió al Instituto Femenino Albemarle, equivalente femenino de la Universidad de Virginia. En 1861, fue una de las primeras mujeres del Sur en obtener una maestría. Permaneció cerca de casa durante la Guerra Civil, pero con el tiempo impartió clases en Kentucky, Georgia y Virginia.

Al año siguiente, Lottie fue nombrada misionera y se unió a su hermana allí. Sirvió 39 años como misionera, principalmente en la provincia china de Shantung. Enseñó en una escuela para niñas y viajaba con frecuencia al interior de China para compartir la buena nueva con mujeres y niñas.

A Lottie Moon le apasionaba que la gente conociera a Cristo. No dudaba en decir lo que pensaba.

La China actual es un mundo en rápida transformación. Alberga a 1.400 millones de personas, una quinta parte de la población mundial. Los habitantes de las aldeas acuden en masa a megaciudades de moda con una población en expansión. Y China se mantiene firme en la economía mundial. Es muy diferente de las vastas tierras de cultivo donde Lottie Moon entró en el siglo XIX. Pero hay algo que no ha cambiado: la necesidad de China de un Salvador.

Cuando zarpó hacia China, Lottie tenía 32 años. Había rechazado una propuesta de matrimonio y había dejado su trabajo, su hogar y su familia para seguir la guía de Dios. Su camino no era el típico para una mujer culta de una familia adinerada del sur. Dios la había cautivado con la necesidad del pueblo chino de un Salvador.

Durante 39 años, Lottie trabajó, principalmente en Tengchow y P'ingtu. La gente la temía y la rechazaba, pero ella se negaba a irse. El aroma de galletas recién horneadas atraía a la gente a su casa. Adoptó la vestimenta tradicional china y aprendió el idioma y las costumbres de China. Lottie no solo sirvió al pueblo chino; se identificó con él. Muchos finalmente la aceptaron. Y algunos aceptaron a su Salvador.

Lottie escribió cartas a casa detallando el anhelo de verdad de China y la dificultad de tan pocos misioneros para llevar el evangelio a los 472 millones de chinos de su época. También compartió la urgente necesidad de más obreros y de que los bautistas del sur los apoyaran con oración y donaciones.

En una ocasión escribió a la Junta de Misiones Extranjeras: “Por favor, díganle a los [nuevos] misioneros que vienen a una vida de dificultades, responsabilidad y constante abnegación”.

La enfermedad, la inestabilidad y la falta de colaboradores amenazaron con arruinar la obra de Lottie. Pero se entregó por completo a Dios, ayudando a sentar las bases de lo que se convertiría en la iglesia china moderna, uno de los movimientos cristianos de mayor crecimiento en el mundo. Lottie Moon falleció a los 72 años, enferma y con una salud precaria tras décadas ministrando a sus queridos chinos. Pero su legado sigue vivo. Y hoy, cuando las donaciones no crecen tan rápido como el número de obreros que Dios llama al campo, su llamado a la generosidad sacrificial resuena con más urgencia que nunca.

Lottie enviaba con frecuencia cartas a casa detallando la cultura china, la vida misionera y las necesidades físicas y espirituales del pueblo chino. Además, animaba a los bautistas del sur a ir a China o a donar para que otros pudieran ir. Para 1888, las mujeres bautistas del sur se habían organizado y ayudado a recaudar 3315 dólares para enviar a los trabajadores que se necesitaban en China.

Descargue una muestra de las cartas escritas por Lottie entre 1873 y 1912 mientras se establecía en China. También puede explorar nuestro archivo digital de cartas y artículos de Lottie Moon .